La Biblia Hispanoamericana es el resultado de un trabajo conjunto llevado a cabo por cristianos de diversas confesiones. La traducción ha sido efectuada a partir de las lenguas originales hebrea, aramea y griega. Se ha aplicado el principio de «equivalencia dinámica», que consiste en ser fieles al contenido de los textos hebreo, arameo o griego, pero sin dejarse dominar por la literalidad estricta del texto fuente.
Con notas que facilitan la comprensión de los aspectos históricos, geográficos, literarios y culturales u ofrecen variantes de traducción.